lunes, 21 de marzo de 2016

Día de la poesía


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El 21 de marzo es el día mundial de la poesía. Desde tempranas horas, circulan ejemplos de cientos y miles de poemas que dan cuenta de la relevancia de este género literario. De Jaime Sabines:

El Peatón

Se dice, se rumora, afirman en los salones, en las fiestas,
alguien o algunos enterados, que Jaime Sabines es un gran poeta.
O cuando menos un buen poeta. O un poeta decente, valioso.
O simplemente, pero realmente, un poeta.

Le llega la noticia a Jaime y éste se alegra: ¡qué maravilla!
¡Soy un poeta! ¡Soy un poeta importante! ¡Soy un gran poeta!

Convencido, sale a la calle, o llega a la casa, convencido.
Pero en la calle nadie, y en la casa menos: nadie se da cuenta
de que es un poeta. ¿Por qué los poetas no tienen una estrella
en la frente, o un resplandor visible, o un rayo que les salga
de las orejas?

¡Dios mío!, dice Jaime. Tengo que ser papá o marido, o trabajar
en la fábrica como otro cualquiera, o andar, como cualquiera,
de peatón.

¡Eso es!, dice Jaime. No soy un poeta: soy un peatón.

Y esta vez se queda echado en la cama con una alegría dulce y tranquila.


Hay poemas para toda ocasión. En el calendario, como en la vida, hay un día para cada cosa. Y, también como en la vida, hay muchas cosas para cada día. En el santoral católico, el 21 de marzo corresponde por lo menos a nueve personajes, cuyas historias pueden encontrarse en la red, para los interesados: San Nicolás de Flüe, San Serapión el Escolástico, San Jacobo el Confesor, San Endeo, San Juan de Valence, San Agustín Zhao Rong, los Beatos Tomás Pilchard y Mateo Flathers, y la Beata Benita Cambiagio Frassinello, según una de muchas fuentes al respecto.
Por ello, algunos días se conmemoran, celebran o recuerdan varios eventos, enfermedades, profesiones o personajes. Algunos son mundiales, otros cambian de país a país. Por ejemplo, en Colombia, se agrupan el 4 de octubre las celebraciones de dos oficios que pueden tener puntos en común o ser diametralmente opuestos, según como se miren: el día del mesero y el del poeta. Se celebran los oficios comunes, como el de la secretaria, el del locutor y el del maestro, pero también otros, quizá olvidados, excepto en su día: el del vendedor, el del cronista deportivo, el del vigilante, el del profesional funerario, el del fotógrafo y el día del negociador internacional.
Los hay para casi todos los diagnósticos, sin importar si son comunes o no, como el cáncer, el glaucoma, la salud prostática, el linfoma, la rabia y la depresión. También hay un día mundial del celíaco, y uno de la retinosis pigmentaria, así como uno de las personas sordas y hasta hay un día mundial del enfermo, que me imagino que acoge a quienes no tengan su propio día, quizá para darle una nueva oportunidad a los sobrevivientes al día de su dolencia para volver a congregarse para celebrar o hacer que los demás tomen conciencia de su enfermedad.
Curiosamente, se escogió la misma fecha para el día de la salud mental y el día contra la pena de muerte…
Cada miembro de la familia, comenzando por la madre, tiene su día: el padre, el niño, la niña, pero también el de la mujer y el del hombre, así como el de la juventud, el del soltero, el del niño africano, y, por supuesto, el día de las familias. Casi no hay profesión u oficio que no celebre su día, aunque muchos tengan visos de comercio y sean sólo una excusa para comprar o repartir regalos. Para los casos de consumismo exagerado, tenemos el día de los derechos del consumidor, así como el día de no comprar nada o Buy Nothing Day –BND, este último en contra de mis principios y creencias…
Tenemos días puramente lúdicos, como el del tango, el de los museos, el de la danza, el de la felicidad y el de la diversión en el trabajo, pero también el día del beso, el día internacional del Jazz, que se celebra el 30 de abril, el de la amistad y el del orgasmo femenino, entre otros.
Hay varios días relacionados con la tecnología de las comunicaciones, como el día de internet, pero también el de internet seguro y el día de la protección de datos. En una categoría de días tecnológicos debe incluirse, sin duda,  el de los vuelos espaciales tripulados.
Algunos días podrían clasificarse en la categoría ecológica, como el día de los océanos, el de las montañas, el del sol, el de las tortugas marinas, el del árbol, el de la Tierra y el día mundial de la nieve. No estoy seguro de cómo clasificar el día del sushi, probablemnte en una categoría gastronómica, junto al día del Chef. Otro día para mí inclasificable es el del orgullo zombie (?).
La palabra tiene varios días dedicados a exaltarla, tanto en el día del idioma, como en el de las lenguas, el de la lengua materna, el de la lengua inglesa, y el de la voz. En el día de la poesía, hoy 21 de marzo, parece conveniente recordar las palabras sobre la palabra:
Palabra
Leyendo el diccionario
he encontrado una palabra nueva:
con gusto, con sarcasmo la pronuncio;
la palpo, la apalabro, la manto, la calco, la pulso,
la digo, la encierro, la amo, la toco con la yema de los dedos,
le tomo el peso, la mojo, la entibio entre las manos,
la acaricio, le cuento cosas, la cerco, la acorralo,
le clavo un alfiler, la lleno de espuma,

después, como a una puta,
la echo de casa.

Cristina Peri Rossi

Busco la palabra

Quiero definirlos en una sola palabra:
¿Cómo son?
Tomo las palabras corrientes, robo de
los diccionarios,
mido, peso e investigo.
Ninguna responde
La más valiente – cobarde,
La más desdeñosa – aún santa
La más cruel – demasiado
misericordiosa,
La más odiosa - poco porfiada.
Esta palabra debe ser como un volcán,
que pegue, arrastre y derribe,
como la temerosa ira de Dios,
como el hervor del odio.
Quiero que ésta una sola palabra
esté impregnada de sangre,
que como los muros del calabozo
encierre en sí cada tumba colectiva.
Que describa precisa y claramente
quienes eran - todo lo que pasó.
Porque lo que oigo,
lo que se escribe,
resulta poco,
siempre poco.
Nuestra habla es endeble,
sus sonidos de pronto - pobres.
Con empeño busco ideas,
busco esta palabra -
y no la encuentro.
No la encuentro.


Wislawa Szymborska

 Las Palabras

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como perlas de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció. Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Que buen idioma el mío, que buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras."
Pablo Neruda

Hay días que conmemoran hechos violentos o criminales que no deberían repetirse, como el que protesta contra las minas antipersonales,  los dos días de la no violencia y el día contra la falsificación.
En literatura,  existe una modalidad de transferencia de  autoría que he denominado «plagio apócrifo». Lo defino como la falsa atribución de una obra a un autor. La cultura popular, la tradición oral u otros medios, asignan equivocadamente un texto a un autor reconocido, sin que sea necesario que dicho autor parezca haber intervenido en la falsa atribución. Curiosamente, algunos autores apócrifos nunca rectifican la autoría errada. Uno de los más famosos ejemplos lo constituyen las siguientes líneas, atribuídas erróneamente a Bertolt Brecht:

Primero vinieron por los socialistas
Pero callé porque yo no era socialista.

Después vinieron por los sindicalistas
Pero callé porque yo no era sindicalista.

Después vinieron por los judíos
Pero callé porque yo no era judío.

Después vinieron por mí
Y nadie quedaba para defenderme.


Su verdadero autor fue Martin Niemoller. El escrito «Instantes», atribuido a Jorge Luis Borges («…si pudiera vivir nuevamente…trataría de cometer más errores…») fue realmente escrito por la octogenaria Nadine Stair, quien lo publicó en  la  revista Family Circle con el título  If I had to live my life over. 
Hace unos años, se divulgó un poema de despedida titulado «La Marioneta», que se atribuyó erróneamente a Gabriel García Márquez:

Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso pero, en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco y soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los demás hablan, y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate...
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón...
Escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que ofrecería a la luna.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero dejaría que el solo aprendiese a volar.
A los viejos, a mis viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas les he aprendido a ustedes los hombres...
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su puño por vez primera el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo...


En este caso, el Nobel colombiano expresó públicamente sentirse  ofendido por habérsele atribuido dicho poema. Ante esta rectificación, resultó  ofendido su verdadero autor, el ventrílocuo Johnny Welch, quien lo había escrito para su marioneta «El Mofles». Luego de  una breve y cordial reunión, patrocinada por la revista periodística  Cambio, y matizada con una dosis de  «mamagallismo» (término que para algunos ingenuos es una mezcla de movimiento,  filosofía o estilo de vida cuyos orígenes se han atribuído de manera apócrifa al colombiano), los dos acordaron que se podía seguir atribuyendo «La Marioneta» a García Márquez, siempre y  cuando a Welch se le permitiera la autoría de «El amor en los tiempos del coléra».
En el día de la poesía y de la marioneta, busque un verso, regale una palabra. 
En el día lúdico, tecnológico, ecológico o en el que se sienta identificado:
celebre su día.

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En tu mano comí la sal de tu silencio.
Como una dócil bestia dispuesta al sacrificio.

Mi sed durará siglos.

Piedad Bonnet.