domingo, 8 de septiembre de 2013
Leer es lo que importa
Con esta consigna terminé la reseña del viaje por el mundo de las letras
del año pasado. Este mes completamos el cuarto año de estas tertulias
literarias, que nuevamente se caracterizaron por el eclecticismo.
Después de la trilogía policiaca de Auster, nos arriesgamos a establecer
un contraste entre dos obras que tratan de una visión de la vida desde la
perspectiva de la vejez. De Yasunari Kawabata, La casa de las bellas durmientes, una oscura historia de un anciano
que frecuenta un peculiar burdel, en el cual tiene la oportunidad de dormir
junto a jóvenes mujeres vírgenes que han sido narcotizadas para que no detecten
la presencia de los ancianos que duermen con ellas, sin que les sea permitido
tocarlas ni tener relaciones sexuales con ellas. De hecho, a los clientes de
esa casa les dan unos somníferos ligeros para inducirlos a dormir sin
quebrantar el sueño o la virginidad de las niñas consortes, las bellas
durmientes. En su primera visita, es advertido por la dueña del local de que
debe abstenerse de hacer cosas de mal gusto, como “poner el dedo en la boca de la mujer dormida ni nada parecido” y
que por ningún motivo debe intentar despertar a las niñas que lo acompañen cada
vez. El protagonista de esta historia se sorprende con la belleza de estos
cuerpos dormidos, a la vez que encuentra que su propio cuerpo es el de un viejo
decrépito, que no podría aspirar a estar cerca de tanta belleza sino de esta
manera. En sus encuentros, recuerda su juventud perdida y evoca a las mujeres de su
vida, incluyendo a su madre, su esposa y sus hijas. Una profunda y perturbadora
manera de tratar el tema de la vejez, la soledad y la cercanía de la muerte. En palabras del viejo Eguchi, “parecía haber una tristeza en el cuerpo de
una muchacha que inspiraba a un anciano la nostalgia de la muerte”.
Se supone que esta novela inspiró a Gabriel García
Márquez a escribir dos historias, El
avión de la bella durmiente, un cuento en el que un pasajero disfruta de la
sorprendente belleza de la mujer que se sentó a su lado durante un viaje en el
que durmió profundamente sin llegar a interactuar con su vecino de asiento, y la
que leímos, Memoria de mis putas tristes, un supuesto homenaje a la obra de
Kawabata, que para muchos es simplemente un vulgar intento de plagio. García
Márquez recurre a estereotipos del machismo caribeño y usa como protagonista a
un anciano que quiere celebrar su nonagésimo cumpleaños con una virgen de
catorce, para lo cual recurre a una antigua conocida, la dueña de un prostíbulo
del que era asiduo cliente. La matrona decide sedar a la niña para que no tenga
miedo de este encuentro, y el viejo se dedica a contemplarla. Evocando la obra
japonesa, pero sin la belleza de sus descripciones ni la profundidad de sus
reflexiones, García Márquez resulta con un relato que no sólo no es original,
sino que no se compara con la novela de Kawabata en cuanto a su evocación de la
vejez, la soledad y el recuerdo de la juventud perdida. En palabras de este
anciano, mucho mayor que el japonés, "Aquella
noche, descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo de una mujer
dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor". Dos
maneras bien distintas de admiración de la belleza y de las fantasías que se
tejen entre dos personas, sólo que una de ellas no sabe que está desnuda junto
al otro ni tiene intenciones de corresponderle a sus ilusiones. Por fortuna, el autor japonés se suicidó mucho antes de conocer el
supuesto homenaje del colombiano…
La siguiente parada en
este recorrido por las palabras la hicimos en un mundo utópico, Waslala, de la nicaragüense Gioconda Belli. Se
trata de la búsqueda de una ciudad creada por poetas y perdida en medio de la
selva, donde se practica la solidaridad y el respeto por la naturaleza. La mujer juega un papel protagónico y
redentor en esta novela, no sólo a través de Melissandra, la joven soñadora que
busca a la utópica ciudad que ya su madre había intentado encontrar, sino en la
personificación de otra mujer luchadora, Engracia, líder de un grupo de
recicladores de desechos tóxicos. Belli evoca el accidente nuclear de 1987 sucedido
en Goiânia, Brasil, donde una fuente
radioactiva de cloruro de cesio fue robada de un instituto de radioterapia
abandonado. Muchas personas manipularon esta fuente altamente radioactiva, lo
cual resultó en una contaminación de proporciones similares a las de accidentes
como el de Chernobyl, pero sin la difusión mediática de éste. En su novela, el
episodio de la contaminación nuclear es definitivo para el desenlace de esta
aventura en la que, además de los que están interesados en encontrar “la ciudad del río dorado” por lo que
representa como fin de un sueño humanista, está la violencia de un grupo de
traficantes interesados en la ruta escondida en la selva, que les puede ser muy
útil para transportar sus mercancías ilícitas. Una novela crítica, de denuncia,
matizada con la belleza de sus descripciones. Una combinación de aventura,
sensualidad y magia, en medio de un conflicto social común, en busca de un
mundo mejor y más justo.
De la selva tropical
pasamos a un escenario frío, donde el invierno septentrional resulta necesario para la puesta en escena de
Entre Brumas, del
holandés Hendrik Jan Marsman, quien firma con el seudónimo Bernlef. Una muy
bien lograda descripción de la demencia, a los ojos de un hombre que pierde
progresivamente la memoria, quizá por causa de una enfermedad de Alzheimer, que
confunde al protagonista y lo hace perderse entre la bruma de su propia incomprensión
del mundo. Revela, desde el punto de vista de quien sufre de este tipo de
enfermedad, la manera cómo se relaciona con el mundo una persona que cada vez
entiende menos acerca de lo que sucede en su entorno, y crea situaciones que
llegan a ser peligrosas para su bienestar, debido a la pérdida progresiva e
irreversible de su contacto con el mundo real. Una demencia que progresa en un
tiempo que no es posible determinar, pero que deja ver la progresión de la
desconexión de la mente con su entorno. El personaje central a veces se
encuentra con personas extrañas, a las que no reconoce, quienes lo confunden
aún más, aunque resulten ser su esposa, su vecino, o su propia imagen en un
espejo. Una profunda aproximación al sufrimiento, tanto de los que padecen de
la enfermedad, como de quienes tratan de cuidar de ellos. Es precisamente del
narrador de quien se vale Bernlef para darle mayor contundencia a su relato,
escrito en una primera persona que cada vez está más confundida, afectado por
una desconexión progresiva que le impide discernir entre los recuerdos y el
presente, con algunos momentos de aparente lucidez, en los cuales describe el
horror de la confusión y de su propia incapacidad para encontrar las palabras
para expresarse. Nuestro descubrimiento de Bernlef estuvo muy cerca de su
fallecimiento, a los 75 años, en octubre de 2012. Un prolífico autor cuyas
obras (excepto ésta) no parecen haber sido traducidas aún al español, curiosa paradoja para
quien fuera, además de novelista y autor de cuentos y ensayos, un reconocido
traductor.
Cuna de Gato es una historia apocalíptica en el mejor
estilo de Kurt Vonnegut, Jr, un estadounidense que logró plasmar en varias de sus
novelas la increíble capacidad de autodestrucción de la raza humana.
Seguramente bajo la influencia de su propia experiencia traumática en la
Segunda Guerra Mundial, Vonnegut nos cuenta, con su característico humor
sombrío, la historia de un científico desadaptado que es capaz de concebir una
forma de materia llamada hielo-9, una
sustancia que puede congelar toda la
superficie del planeta y sus formas vivientes en un instante. Cuando el
científico muere, sus tres hijos, tanto o más desadaptados que él, quedan en
posesión de este peligroso invento. Vonnegut junta a estos personajes con las intenciones
megalomaníacas de un dictador de una pequeña isla caribeña que pasa de ser un
olvidado rincón del subdesarrollo a una potencia mundial con la capacidad de
destruir al mundo entero. Vonnegut hace coincidir en la República de San
Lorenzo a los más disímiles personajes. Según las peculiares creencias
religiosas locales, no se trata de una coincidencia sino de un giro del
destino, una especie de grupo destinado a encontrarse, lo cual resulta
determinante para el futuro de la humanidad. Como lo he descrito antes, este es
uno de mis autores favoritos, por lo que cualquier intento de crítica de mi
parte está sesgado en su favor. De Kurt Vonnegut siempre se pueden esperar
agradables sorpresas, como las que nos revela en esta obra.
Del imaginario mundo de una república bananera donde se practica
clandestinamente la religión del bokononismo, pasamos a una tragedia que nos
adentra en el mundo de la China comunista, Las
baladas del Ajo, de Mo Yan.
La brutalidad y el sometimiento a políticas que sólo
pueden llevar a la sublevación y a una mayor represión gubernamental son
descritas con un realismo impresionante. Mo Yan describe la miseria con
sorprendente detalle alrededor de sus personajes, unos campesinos que dedican
su existencia a la siembra de cosechas que no podrán vender al estado que los
obligó a sembrarlas. El hedor del ajo que se pudre se impregna en la piel
mientras se lee, y las escenas de maltrato y podredumbre nos impresionan hasta
niveles casi insoportables. Mo Yan describe una realidad que puede ser distante
para el mundo occidental, pero que a la vez es cercana y realista.
De la violencia rural de China, nos trasladamos a otra
violencia, esta vez urbana, la que se genera en Tirana, capital de Albania,
alrededor de la invasión nazi y de los intentos de los guerrilleros comunistas
albaneses por su liberación. Se trata de un autor ya conocido por nuestro grupo
de lectura, Ismail Kadaré, esta vez con su historia Noviembre de una Capital. Más que una obra política, se trata de un
relato sangriento de un puñado de hombres
cuyos ideales los llevan a luchar por una liberación que parece no
interesar a todos. Al tiempo que se desarrollan batallas intensas por el avance
de unos pocos metros o la captura de edificios que no tienen verdadero interés
estratégico, gran parte de la población huye de la ciudad. La conquista del
edificio de la estación de Radio Tirana, desde donde se transmiten las
consignas propagandísticas de los
invasores alemanes, resulta sangrienta e inútil. Con la misión del grupo de
guerrilleros cumplida, la guerra, por supuesto, no termina. Una vez alcanzada
la pequeña pero costosa victoria, la emisora simplemente cambia de voz, y el
grupo debe abandonar el edificio recién capturado para seguir con otras misiones
igual de costosas en sangre y vidas. La lucha se desarrolla en una ciudad en
ruinas, que al final nadie podrá reclamar.
Kadaré nos
muestra un retrato humano que concluye con algo que ya sabemos: como en toda
guerra, al final no hay vencedores o vencidos, sino perdedores.
De otro viejo conocido, Philippe Claudel, seguimos con El
Informe de Brodeck. En un
pequeño pueblo francés cerca de la frontera con Alemania, sus habitantes
acuerdan financiar los estudios de quien podría ser el único del pueblo con ese
privilegio. La llegada de un extranjero cuyas intenciones se desconocen, pero
que son calificadas de sospechosas, termina en su asesinato por parte de los
habitantes del pueblo. Es entonces cuando acuden al estudiado Brodeck, para que
redacte un informe acerca de lo sucedido, que pueda exonerarlos. La víctima de
las sospechas del pueblo es un personaje que consideran extravagante, tanto en
sus costumbres como en su manera de vestir. Lo llamaban El Otro, para resaltar que era diferente. Tenía un extraordinario talento
para el dibujo, que molesta a los demás, pues hace unos retratos de los
pobladores en los que es capaz de plasmar los verdaderos sentimientos de las
personas. Todos en el pueblo tienen un pasado oculto, al parecer relacionado
con su colaboración con el régimen nazi. Claudel se acerca al lado oscuro de
los seres humanos que tratan de ocultar lo que realmente son y de justificar
sus más bajas acciones. Siendo el único inocente entre culpables, Brodeck no
escribe un informe, sino dos, al darse cuenta de que puede terminar igual que
el extranjero asesinado. El informe que leemos es su versión personal, en el
que indaga acerca de lo sucedido y revela, como en los retratos de El Otro, la verdadera naturaleza de sus
vecinos. Como en sus otras novelas, el pincel de Claudel resulta maravillosamente
hábil. Es capaz de retratar la
naturaleza humana en una forma que puede llegar a incomodar y nos plantea la
pregunta que Brodeck se puede hacer de manera tácita, acerca de si será posible
aceptar la verdad sobre sí mismo.
Seguimos con otra muestra de literatura francesa, esta vez
con Nada se opone a la noche de Delphine de Vigan. Según la autora, el título de su obra lo tomó de
la letra de una canción (no muy buena, la verdad, del ya desaparecido rockero
francés Alain Bashung). Se trata de un relato íntimo, inspirado en la muerte de
la madre. La autora investiga acerca de la vida de su madre, Lucile. Gracias a
una colección de fotografías y vídeos, completa una crónica familiar a través
de entrevistas con su abuelo y otros familiares. La crónica resulta reveladora,
y muestra cómo una misma historia personal puede ser vivida de maneras muy
distintas por sus protagonistas. La historia de la madre resulta dolorosa, y su
investigadora parece tratar de exorcizar su dolor a través de su relato. En la
primera parte descubrimos la infancia de su madre y se comienzan a revelar
algunos de los detalles que explican su
desenlace y que llevan a la personalidad depresiva de su madre. La segunda
parte se centra en la infancia de la hija que ahora reseña la vida de la madre,
a veces terriblemente distante; la obra termina con la madurez de la autora,
quien, a través de esta dolorosa investigación termina comprendiendo a su
madre, aunque ya sea tarde para decírselo. "Escribo de Lucile
con mis ojos de niña que creció demasiado deprisa, escribo ese misterio que
siempre fue ella para mí, a la vez tan presente y tan lejana, ella, que, desde
que cumplí diez años, nunca más me cogió en brazos."
La novela
está escrita en primera persona, e intercala los resultados de su investigación
con sus reflexiones acerca del proceso de escribir sobre su madre y de la
manera como afrontó esta investigación y cómo se desarrolla el proceso creativo
de la escritura de un relato como éste.
Logra describir a los personajes, su familia, tratando de apartarse de su
visión personal, y basándose en la información que obtiene con su
investigación. Cada uno de sus familiares es retratado con sutileza y maestría.
Se enfrenta a sus recuerdos y confronta a los demás con su pasado mientras se
pregunta si de alguna manera hubiera podido evitar la muerte de su madre. A
pesar de que desde el comienzo sabemos el desenlace, sólo a través de la
lectura comprendemos la historia. El final, aunque conocido, resulta intensamente
conmovedor.
Al acercarse
el periodo de vacaciones, decidimos hacer una lectura “ligera”, de un éxito de
ventas de otro prolífico autor, conocido por sus novelas de suspenso. Escogimos
Un Final Perfecto, de John
Katzenbach. Quizá lo único rescatable de esta historia inverosímil sea el
final, y no precisamente el desenlace de la historia de las tres mujeres
perseguidas sin motivo aparente por un asesino, sino la posibilidad de que
surja un escritor nuevo a partir de esta historia. Tres mujeres que no parecen
tener nada en común, excepto que son pelirrojas, se convierten en el objetivo
de un criminal que quiere escribir acerca de su crimen para que sea realmente
perfecto: a pesar de ser un escritor mediocre que además es un asesino
mediocre, pretende una obra en la que no sólo quiere lograr la muerte sino el
reconocimiento de los demás a través de su relato. En una obra de éstas, se
espera que el perfil psicológico de un asesino sea tan profundo como
convincente. Katzenbach deja de lado esta opción, pero además hace una pobre
descripción de las víctimas escogidas por el asesino, que resulta tan mediocre
como su creador. Existe algo de suspenso, pero los giros de la historia
resultan, en su mayoría, difíciles de creer. La verosimilitud de estas
historias es lo que las puede hacer más impactantes. Si un asesino es descrito
con detalle y su creador logra que uno pueda adentrarse en su mente, quizá el
efecto del escrito sea mayor, en cuanto que sea factible que un personaje así
pueda existir. En el afán de descubrir el final, se trata de un libro de rápida
lectura. Tanto, que tuve tiempo de leer del mismo autor El psicoanalista. Aunque logra un nivel de suspenso mayor y con un
mejor perfil de sus personajes, también resulta en una historia inverosímil,
como los guiones de las películas malas, en las que lo más importante parece
ser la reivindicación de la víctima, el héroe que surge de la nada y que es
capaz de enfrentar y superar los elaborados planes en su contra.
Para seguir
en la onda de las historias de investigación, aunque no necesariamente
policial, optamos por otro fenómeno de ventas, La verdad sobre el caso de Harry Quebert, del joven autor suizo Jöel
Dicker. Aunque en otras ocasiones este tipo de libros resulte sospechoso, en
cuanto que no son tan buenos como nos los presentan, en este caso se trata de
una historia verosímil, muy bien contada y llena de sorpresas. Marcus Goldman,
un joven escritor que acaba de publicar su primera y muy exitosa novela, se
enfrenta a la peor pesadilla de los autores: el bloqueo, la crisis de la página
en blanco, ante la cual no es capaz de producir absolutamente nada. Acude a su
maestro y mentor, Harry Quebert, autor de la que ha sido considerada como una
obra maestra, que le ha supuesto un reconocimiento legendario. Lo visita en su
casa, en una pequeña población al norte de Nueva York. Al poco tiempo de reencontrarse con su posible
salvador, se descubre que en el jardín de la casa de Harry Quebert se encuentra
enterrado el cadáver de Nola Kellergan, una niña que había desaparecido hacía
más de treinta años. Harry Quebert es arrestado como principal sospechoso de
ese crimen. El alumno se empeña en demostrar la inocencia de su maestro, e
inicia una investigación que lo remonta a la vida del pueblo donde suceden
estos hechos. Transforma su deseo de encontrar inspiración para escribir una
novela en la energía necesaria para demostrar que su amigo y profesor no es el
responsable de la muerte de Nola Kellergan, aunque se revele que entre ellos
hubo una clandestina relación sentimental, matizada por la diferencia de edades
y por el hecho de que ella era menor de edad cuando conoció a Harry. El siguiente proyecto editorial de Goldman será
precisamente la revelación de esta verdad,
sin sospechar siquiera los retorcidos caminos que descubrirá en su
intento por limpiar el nombre de Quebert. Se trata de un rompecabezas complejo,
que el autor va armando de manera que parece encontrarse una solución que libra
al sospechoso. Sin embargo, nada resulta tan fácil. La rudimentaria
investigación, sesgada por el deseo de encontrar inocente a su amigo, y
matizada con descubrimientos sorprendentes que transfieren la culpa de un
personaje a otro a lo largo de la novela, resulta en la revelación de varias verdades
insospechadas. Hay momentos en que se descubren situaciones que permiten
asegurar que Harry Quebert es inocente,
pero también hay otros en los que no hay “duda razonable” que permita eximirlo
de su culpabilidad. Esta trama también se intercala con la descripción del
proceso creativo y de los temores del autor. Cada capítulo comienza con los
consejos del maestro a su alumno para lograr una buena novela, entreverados con
algunos detalles oscuros del mundo editorial y de su interés en las ventas, que
supera el interés por el contenido o la calidad de los libros que ofrecen al
mercado. El éxito de esta novela es que mantiene el interés del lector a medida
que se revelan los secretos de los personajes que conocieron a la víctima, pero
sobretodo, en que resulta en una historia creíble, en la cual no hay héroes
inverosímiles sino personas reales, que cometen errores y tienen culpas y
secretos.
Con el augurio de un nuevo año de aventuras
literarias, termino aquí la reseña del último año de lecturas, con la salvedad
de que no se trata de una crítica estructurada sino de una relatoría que
pretende transmitir y compartir las emociones que supone la lectura de un
libro, sin importar si al final a uno le gusta o no, porque lo que importa, al
final, es leer.
jueves, 27 de junio de 2013
Hipocampal, ¿un falso amigo?
Muchas de las terminaciones en –al que se traducen del inglés al español resultan poco afortunadas
o francamente erróneas.
Por supuesto, están frontal,
labial, temporal, ungueal, inguinal y tantas otras, pero no
decimos faringeal sino faríngeo(a),
ni debemos decir aneurismal sino
aneurismática(o), siempre que recordemos evitar la redundancia de acompañar
dicho término con el complemento innecesario dilatación, pues el vocablo aneurisma, en griego ἀνεύρυσμα, significa
dilatación anormal de un vaso, por lo cual dilatación
aneurismática sería algo así como una
dilatación dilatada.
La traducción de buccal no es bucal sino buccinador. Todo lo relacionado con el gancho o uncus, que en inglés se llama uncal, se dice en español uncinado. Y lo que tiene que ver con
esa pequeña pero fascinante región del cerebro que hace parte del lóbulo
límbico y que tiene nombre de serpiente marina mitológica, no se dice hipocampal, burda adaptación del inglés hippocampal, sino hipocámpico.
Ésa es una de las terminaciones en –al
que corresponde a un buen ejemplo de un falso amigo (palabra que se traduce por
su parecido ortográfico o fonético, sin tener en cuenta su etimología), y a la
vez a un buen ejemplo del mal uso del español, que infortunadamente se propaga
como una infección grave (no severa).
Gracias a la reciente publicidad de un curso interactivo de inglés, muchos
reconocen el falso amigo exit, que en
inglés significa salida, nunca éxito.
Un abstract no se refiere a algo abstracto sino a algo muy concreto: un resumen. Sympathy no significa simpatía
sino compasión.
Hay falsos amigos en varios idiomas, como el muy trillado bizarre del francés, que se debe
traducir como valiente al español, o
la tête del mismo idioma, que
significa cabeza, nunca teta.
Si un gallego dice que quiere almorzar
significa que se dispone a tomar su desayuno,
mientras que cuando un vasco usa el término euskera oso, está usando el adverbio superlativo muy, no haciendo referencia al mamífero carnívoro plantígrado que
algunos hemos visto en su hábitat natural (o en un zoológico).
Si un japonés dice te (手), no está hablando de una infusión (falso
amigo)
sino de la mano (traducción
correcta). Sé de una inmigrante polaca que llegó a Colombia con muy escaso
conocimiento del español, y se sorprendió en su primer viaje por las tortuosas carreteras
del país, dada la cantidad de veces que vio avisos que hacían referencia a la
peligrosidad de cada curva, pues en su idioma nativo, kurwa significa prostituta.
En alemán, die Ambulanz no
significa la ambulancia, sino la
consulta externa…
No conozco muchos arquitectos que usen los términos hipocámpico o parahipocámpico
en sus conversaciones habituales. Si tuvieran que hacerlo, probablemente consultarían
un diccionario para entenderlos y usarlos adecuadamente. Hipocampal
y parahipocampal no son falsos
amigos, simplemente son incorrecciones que revelan el descuido de quienes más atención deberían
prestar al hablar o escribir sobre las áreas que supuestamente les interesan.
sábado, 25 de mayo de 2013
Grafitero corrector
En italiano, graffiti es un sustantivo plural que hace referencia a los dibujos
que se encuentran en las paredes de las calles, que pueden tener un tinte de
protesta o de clandestinidad. En inglés, se ha adoptado directamente el término,
teniendo en cuenta que si se trata del singular, la forma correcta es graffito.
En español, en cambio, la
tendencia es a castellanizar los términos, para escribirlos con una grafía que reproduce
la pronunciación de los vocablos en otros idiomas. De ahí que a esos dibujos se les llame en
nuestro idioma grafitos, y que sean grafiteros quienes los elaboran, aunque sea
más común que se haga referencia a esos dibujos o escritos con el término
italiano, incluso ignorando las reglas para su uso adecuado. Por ejemplo, «Ayer
ví un «graffiti» que decía:», cuando lo correcto en ese caso sería usar la
forma singular, como sería correcto que, al hablar de esa forma de arte urbano,
se diga «Ayer ví unos «graffiti» que decían:»
Otros ejemplos de castellanización son el caso de
estrés por stress, baipás por bypass y tantas otras propuestas que se
van sumando a los vocablos «correctos» que recomiendan los expertos, como la
RAE (Real Academia Española) y la Fundéu (Fundación para el español urgente).
En algunos casos, parece no admitirse una opción castellanizada, y, en vez del hashtag de los tuiteros, se sugiere
«etiqueta», a la vez que se aceptan hachís y hámster, con sus respectivas
tildes, pero con hache aspirada, es decir, que contraviene su uso en español,
donde es muda.
El grafitero corrector hace referencia al
anómimo autor del comentario que sugiere a quien escribió en inglés en una
pared bogotana, que lo haga en español:
sábado, 18 de mayo de 2013
Saludo multilingüe
En un congreso médico reciente, organizado por la Sociedad
de Radiología Intervencionista norteamericana (SIR), el cartel de bienvenida
incluía saludos en diferentes idiomas, cuya escogencia, en algunos casos, me pareció curiosa, por decir lo menos.
Es obvio que un evento organizado por la Society of
Interventional Radiology, con sede en EE UU y que se llevó a cabo en la ciudad
de Nueva Órleans, pusiera el inglés Welcome en su aviso, teniendo en
cuenta que el idioma oficial del evento era el inglés y que los asistentes al
evento, aunque teníamos distintos orígenes, hablábamos todos ese idioma. Se
supone que existen unos 320 millones de hablantes nativos del inglés, aunque
ese idioma sea hablado por cerca de 400 millones en el mundo.
Tampoco sorprenden el Willkommen en alemán ni el francés Bienvenue,
aunque su número de hablantes se aproxime a los 98 y 80 millones,
respectivamente.
Unos 85 millones de hablantes del italiano en el mundo (y
otros que no lo hablamos) pudimos entender el saludo Benvenuto.
Bem- Vindo, en portugués, está respaldado por unos 170 millones
de hablantes, y también es comprendido por muchas personas que no hablan ese
idioma.
Hay unos 125 millones de hablantes del japonés en el mundo,
pero es probable que sólo los japoneses que asistieron comprendieran el saludo Irashaimasu.
Se estima que un millardo hablan chino, incluyendo sus
variantes más comunes como el mandarín, pero allí lo que resultó curioso es que
los organizadores hayan escogido un saludo cantonés, Foon–Ying.
Si solo hay como unos doce millones de hablantes del checo,
estoy seguro que sólo unos pocos asistentes al último congreso de la SIR entendieron
el Vitejte
del anuncio.
No tengo la estadística de los asistentes por países a ese
evento científico, pero no creo equivocarme al suponer que los pocos
finlandeses que leyeron Tervetuloa quedaron gratamente sorprendidos, sabiendo que son solo
unos cinco millones los que hablan ese idioma en el mundo.
Me imagino que entre los asistentes, quienes hablaran ruso, que en el mundo son unos 170 millones, o
los que conocen el hindi o el urdo de la india, más de 180 millones a nivel
mundial, o los representantes de los más de 175 millones de hablantes de diferentes formas del árabe,
se sintieron olvidados al no encontrar un saludo en su idioma en el cartel de bienvenida a la entrada del centro de convenciones Ernest N. Morial, a la vez que
había un Velkommen en noruego para cualquiera de los 4 millones de sus
hablantes que hubiesen podido asistir a la reunión científica de la SIR.
Una de las sesiones del congreso estaba específicamente
orientada a demostrar el interés de la SIR por la globalización, con la clara intención de crear o fortalecer vínculos con
especialistas de latinoamérica. En el mundo, el español es uno de los idiomas con más hablantes, con algunas estadísticas que sugieren que su número está por encima o por lo menos igual al de quienes hablan inglés.
Pero, ¿y el saludo en español, no solo para los que participamos en la sesión que ellos bautizaron SIR Global: Latin America?
Brilló por su ausencia…
English version:
Multilingual salute
In a recent medical meeting, organized by the
Society for Interventional Radiology (SIR), the greeting poster included
salutations in different languages, whose choice I thought was peculiar, to say
the least.
It appears obvious that an event organized by a
North American society, based on the US, and that took place in New Orleans,
had the English Welcome in its announcement, taking into account
that the official language of the event was English, and that the assistants,
even though we had different origins, all spoke that language.
Supposedly, there are about 320 million native
English speakers, even though that language is spoken by some 400 million
around the world.
The German Willkommen, or the French Bienvenue,
do not surprise either, even though the number of its speakers approximates 98
and 80 million, respectively. Some 85 million italian speakers in the world
(and many of those of us who don’t speak it) could understand the greeting Benvenuto.
Bem- Vindo, in
Portuguese, is backed by around 170 million inhabitants, and is also
comprehended by many persons that do not speak that language.
There are about 125 million Japanese speakers in
the world, but it is likely that only the Japanese attendants to the SIR meeting understood the Irashaimasu
greeting.
An estimate of a billion persons speak Chinese,
including its most common variants, such as
Mandarin; what seemed strange there was the organizers’ choice of a
Cantonese salute, Foon–Ying.
If there are only some twelve million Czech
speakers, I am quite sure that only very few SIR attendants understood the Vitejte
of the greeting poster at the Ernest N. Morial Convention Center.
I do not have the statistics of the attendants to that scientific meeting by country, but I believe I am not wrong if I assume
that the few Finnish that read Tervetuloa were amused, knowing
there are only around five million speakers of that language in the world.
I can imagine that among the assistants, those who
spoke Russian, that are about 170 million in the world, or those that know the Hindi
or the Urdu from India, more than 180 million globally, and the representatives
of the more than 175 million speakers of the different forms of Arabic, felt
forgotten when they found no greetings in their languages, while there was the
Norwegian Velkommen for any of the 4 million of its speakers that
could have attended the SIR meeting.
One of the sessions of the meeting was specifically
oriented to demonstrate the interest of the SIR in globalization, with the
clear intent of creating or reinforcing links with specialists in Latin
America. In the world, Spanish is one of the languages with more speakers, with
some statistics that suggest that its number is greater than or equal to those who speak
English.
But, how about the greeting in Spanish, not only
for those of us that participated in the SIR Global: Latin America session?
Nada. Nowhere to be seen...
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